viernes, 18 de junio de 2010

"Submundo", de Don DeLillo




DeLillo es un autor difícil de recomendar. Escribe raro. No se sabe muy bien de qué van sus libros. Monta párrafos que hacen equilibrios entre la genialidad y el sinsentido. Sus personajes mantienen unos diálogos rayadísimos. Toda su obra gira sobre acontecimientos e iconografía de un país que no es el nuestro. Acabas sus libros exhausto y preguntándote a qué venía todo lo anterior.

Por eso adoro a Don DeLillo.

Ruido de fondo me fascinó y Submundo me ha dejado definitivamente K.O. Entre medias ha ido cayendo un puñado de libros extraordinarios pero que nunca recomendaría: Cosmópolis, Mao II, El hombre del salto, Jugadores, Body art. Algunos son joyas incomprensibles, más que incomprendidas. Pendientes de leer: Libra y el último, Point Omega, aún no publicado en nuestro país.

La cubierta del libro dice que Submundo relata cincuenta años de historia estadounidense, y es verdad, pero cuidado: DeLillo es lo más opuesto a un autor de novela histórica que cabe imaginar. De novela contrahistórica, en todo caso. Quien se aproxime a sus libros para aprender algo nuevo acerca de la guerra fría, del asesinato de Kennedy o del once de septiembre se llevará una decepción. A DeLillo no le importan los hechos concretos tanto como sus implicaciones psicológicas y emocionales, las huellas que dejan en la piel y en el alma de los personajes. Dijo:

Es curioso pensar lo que puede hacer un novelista de ficción, en oposición a lo que hace un periodista o un historiador. Dicen que el periodismo es el primer borrador de la historia, y quizás de un modo curioso la ficción es el borrador final, y no porque sea más fiel a los hechos o más permanente que el trabajo del historiador, sino porque puede entrar en un territorio desconocido. El escritor puede abrirse camino hasta el impacto de la historia en el interior de las vidas, puede examinar lo que el personaje ve, siente, piensa, oye, incluso lo que sueña. Estos son elementos que están fuera del alcance de historiadores, sociólogos o periodistas.

El submundo que nos cuenta DeLillo es lo que se mueve por debajo de los grandes acontecimientos, una especie de reverberación emocional encarnada en mil rostros, unos anónimos y otros legendarios. Desde la perspectiva de DeLillo, una pelota de béisbol puede ser más importante que una detonación termonuclear, y una monja del Bronx puede hallarse más cerca de la transcendencia que el mismo director del FBI.

Pero no voy a hacer una crítica ni un resumen de Submundo porque no me apetece y porque ya hay otros que lo han hecho muy bien. Tampoco voy a recomendarlo. No quiero que nadie me persiga luego con un tocho de novecientas páginas para arrojármelo a la cabeza.

Lo único que digo es que no hay nadie que escriba como este tipo. Lo de menos son los argumentos, realmente. Es su lenguaje lo que marca la diferencia. Su manera literaria de aproximarse a los hechos y a los personajes. Un botón de muestra: el modo en que relata cómo se produce un asesinato accidental, al filo de la página 851. Lees una página así y sientes que te han hecho un regalo increíble. Y si de verdad te preocupa escribir, no tienes más remedio que leer alguna vez a Don DeLillo. Porque sus trucos no son iguales a los trucos de nadie.

Una reflexión más general para terminar: qué envidia me provoca el papel que juegan los autores norteamericanos en la construcción viva de su cultura, en la invención de una mitología propia. Porque eso es exactamente lo que hace DeLillo con sus libros; la búsqueda de esa vaticinada Gran Novela Americana es la búsqueda de una mitología nueva, es el intento de esculpir algo así como una psique colectiva alrededor de hitos recientes de la historia nacional. ¿Es mi impresión, o el autor europeo se ha resignado a ser un observador cínico de su propia cultura, de su historia y de su tradición, que llevan demasiados siglos inventadas e inventariadas? Desde luego, no resulta muy alentador pensar que la Gran Novela Española ya fue escrita en 1605.



3 comentarios:

  1. He sacado de la biblioteca pública un libro de DeLillo, se llama "Jugadores". Lo he abierto y he empezado a leerlo. Al cabo de un rato me he levantado he ido a internet y he escrito en Google "como escribe Don DeLillo" porque no entendía una mierda de lo que estaba leyendo... me ha salido tu blog y he leido esta entrada. Me has ayudado un montón porque pensé que me había vuelto imbeécil de repente! Ahora sé que voy a sufrir un poco estas vacaciones pero que puede que a la vez disfrute. Qué alivio! gracias.

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  2. ¿Los autores americanos libres? Disiento completamente. Su pretenciosa búsqueda de la gran novela norteamericana no sólo se está cargando hasta el último árbol del amazonas sino que además me está robando demasiado tiempo de lectura (por cierto, llegan tarde: ¿A alguien le suena Moby Dick?). Para mi libre no es un señor que se dedica a contar el recorrido de su país durante los últimos 50 años utilizando, para ello, historias particulares. Que yo sepa hubo un tal Victor Hugo que hizo eso allá por el siglo XIX. O un tal Stendhal. Libre podría ser V de Pynchon (autor que, por cierto, escribe parecido a DeLillo). Y poco más en Estados Unidos recientemente. Lo mejor de DeLillo son las conversaciones de los personajes, a veces brillantes (recuerdo una cojonuda entre Nick y su compañero de trabajo acerca del fraudulento barco de la CIA). Lo que se dice hilvanar la historia se le da francamente mal. Al menos en Submundo. Y la estructura "libre" de saltar de aca a alla se capta en la página cien. Y de ahí no le muevas. En realidad estoy algo enojado con este tipo. Forzándose a meter entre vanalidad y vanalidad, algún pensamiento supuestamente elevado. Si se relaciona con la basura- enormealegoriapaletodemierda, parece decirte- mejor que mejor. Y encima intenta conectar todo de manera cutre y forzada. Se le ven las costuras a este libro por todas partes.

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  3. Pues yo estoy igual que tu a la espera de Punto Omega. Me he leido todo de Delillo y me he emocionado, deslumbrado con casi todos -a excepcion de Cosmopolis o Body art-. Es mi autor de cabecera y su escritura es muy psicologica y metaforica pero a mi no me parece un autor dificil de leer. Recuerdo Ruido de fondo, que fue el primero que cayo en mis manos (las descripiciones que hacia de aspectos vulgares elevadas a epifania) y Americana o Mao II-fascinantes-. Oye, y me han despertado curiosidad las novelas que has escrito tu. La de la mujer abrazada a un cuervo ya me convence desde la originalidad el titulo. Un abrazo. Xabier.

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