domingo, 15 de febrero de 2009

El mundo de Christina



Copiando a Vilar-Bou, voy a hablar de pintura en mi blog. Qué diablos.

La próxima vez que visite el MoMA de Nueva York (lo siento, me apetecía empezar un post con esta frase de cateto snob) pienso detenerme a mirar con detalle este famoso cuadro de Andrew Wyeth titulado Christina's world.

¿Qué tiene esta pintura, aparentemente apacible, que la hace tan inquietante? Lo único que vemos es un bello campo de Maine con una muchacha recostada en primer plano y una granja al fondo. Se trata de Christina Olson, la vecina de Wyeth por aquellas fechas (1948).

¿Por qué nos inquieta su postura?

¿Por qué nos inquieta no verle el rostro?

¿Por qué parece amenazada? ¿Y por qué tenemos la sensación de que en aquella casa no hay nadie que pueda ayudarla?

Existe una historia detrás del cuadro. Christina Olson sufría una extraña enfermedad que paralizaba sus piernas. Y cuando lo sabemos, la distancia que vemos entre ella y la granja se transforma de súbito en un abismo insalvable. Pensamos que tal vez haya sufrido algún ataque de un animal, o un leve percance, y que morirá antes de haber logrado auxilio.

De hecho, si dejamos volar un poco nuestra oscura imaginación, nos daremos cuenta de que Cristina ya está muerta cuando Wyeth la retrata. Es un cadáver reptante. Mirad sus brazos. Ahora imaginad su rostro.

Pero nada de eso está en el cuadro, por supuesto. Igual que se puede escribir entre líneas, Wyeth demuestra que también se puede pintar entre líneas.

Quizá el mismo Wyeth se estremeció al darse cuenta de lo que en realidad estaba retratando. Antes de terminar el cuadro, escribió una carta a su madre en la que decía:

Nobody has seen it, but living with it as I work has made me feel certain that it goes way beyond my other work.

Wyeth supo que sería recordado por aquel cuadro, se dio cuenta del poder que emanaba de él incluso antes de habérselo mostrado a nadie.

Confieso que yo he descubierto este cuadro por casualidad en un libro de arte fantástico, y no gracias a mi vasto conocimiento sobre el arte rural norteamericano del último siglo. Pero resulta que al otro lado del océano todo el mundo ha oído hablar de El mundo de Cristina e incluso se menciona como inspiración de películas recientes como Tideland de Terry Gilliam y El bosque de M. Night Shyamalan.

Lo de Shyamalan tiene mucho sentido, creo yo. El director de El sexto sentido ha demostrado con sus películas que lo que no se muestra puede provocar más ansiedad y terror que lo que sí se muestra. Al parecer hay quien encuadra a Andrew Wyeth dentro del "realismo mágico" pictórico. Yo no entiendo de arte ni de escuelas pictóricas, y no veo nada de mágico en este cuadro, pero creo que entiendo a qué se refieren. Lo fantástico y lo ominoso surgen en la cabeza de quien mira el cuadro espontáneamente.

O tal vez sea sólo mi mente perturbada, no lo sé.

En fin, me gustaría escribir como Wyeth pintaba. Ser capaz de acelerar el pulso del lector mostrando la simple espalda de una mujer, un prado y una casa al fondo.

Aunque yo le guardaría una sorpresa entre las sombras de ese granero, me temo. Justo cuando ella piensa que está a salvo...


4 comentarios:

  1. Ey, no me siento copiado. El cuadro es toda una novela, eh? O podría serlo.
    Por cierto que como me molaría empezar una entrada como lo haces tú con eso del Moma.

    ResponderEliminar
  2. Molaría más empezar una entrada diciendo "El fin de semana pasado estuve en el MoMA y..."
    Pero va a ser que no.

    ResponderEliminar
  3. Lo que es pintar so lo sé, pero escribir bien ya lo haces. Este cuadro lo vi por primera vez en este post:

    http://nalocos.blogspot.com/2009/01/andrew-wyeth.html

    Y me dejó también impresionada, es inquietante.

    Saludos

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, Isabel. Y bienvenida a mi blog.

    ¡No sabía que Wyeth murió el mes pasado! Me ha salido un post necrológico sin querer.

    ResponderEliminar