jueves, 12 de junio de 2008

Ooooooooooh!


A los españoles nos encanta ir a Nueva York y luego comentarlo de pasada, como quitándole importancia: "La última vez que estuve en Nueva York fui a tal o cual tienda..."

Vamós allá.

La última vez que estuve en Nueva York era agosto de 1999. Fui con un amigo y recorrimos todos los highlights típicos, incluido el World Trade Center. Pero ocurrió que una tarde estábamos demasiado asfixiados para seguir pateando asfalto, y decicimos meternos en los multicines del Lincoln Center.

La verdad, no había ninguna película que nos llamara la atención. Pero nos daba igual. Compramos una caja de palomitas supergigante y nos metimos a ver una de Bruce Willis que acababan de estrenar. Parecía de terror, pero... venga ya, con Bruce Willis seguro que te partes el culo.

Además yo no conocía de nada al director, lo cual era un síntoma inequívoco de que la película sería un bodrio, puesto que mis conocimientos cinematográficos no conocían parangón. Pero bueno.

Se apagaron las luces, comenzó "The sixth sense". A mi amigo le quedó claro muy pronto que Bruce Willis no iba a soltar muchas paridas y se echó su correspondiente siesta. Pero yo estaba hipnotizado. La película tenía algo. No era una película de fantasmas como cualquiera de las que yo había visto. Daba miedo, pero no sólo eso. El crío. El puñetero Haley Joel Osment. ¿Cómo era posible que un niño actuara así? Las escenas con su madre, para echarse a llorar.

Y llegó el final.

Agosto de 1999. La película debía llevar una semana en cartel, según mis cálculos. Así que puedo jactarme de ser uno de los primeros espectadores mundiales en ver "El sexto sentido", sin equivocarme mucho. Nadie sabía nada de la película.

Malcolm Crowe mira el anillo que rueda por el suelo. Luego mira sus dedos, desnudos. Y comprende.

Un murmullo de asombro se extiende por el patio de butacas, como una ovación: ¡Oooooooooooh!

Lo juro, yo también dije "Ohhh". Mi amigo me pegó un codazo y preguntó: "¿qué pasa, qué pasa?".

Que está muerto, dije.

¿Qué?

Que Bruce Willis está muerto.

El resto no importaba. Recuperar el aliento. Asumir la magnitud y la inteligencia del engaño. Fijarse en el nombre del director-guionista y grabarlo a fuego en la memoria.

Esta película va a ser un éxito bestial, le dije a mi amigo cuando salimos a la calle. Bah, no creo, dijo él. Seguía haciendo mucho calor en Central Park. Los caballos de las calesas para turistas seguían cagándose por todas partes. La vida continuaba igual para toda la humanidad.

Pero para mí, ese "oooooooh" del público, sincero, sorprendido, visceral, fue casi como una revelación, una experiencia mística. Eso es lo máximo a lo que puede aspirar un narrador, un contador de historias, ya sea escritas o audiovisuales. Conseguir una exclamación así vale por toda una vida. Emocionar, asombrar, cortar la respiración al lector/espectador durante un breve instante. Ahí está todo.

Mañana estrenan la nueva película de Shyamalan. Me gustará, seguro, porque soy un incondicional, uno de esos fanboys estúpidos que creen tener una sintonía personal con el autor. Me gustó "La joven del agua", así que...


3 comentarios:

  1. Creo recordar que cuando salí de ver "La joven del agua" no me había gustado (ay, qué chorradita más floja y sin sentido). Sin embargo ahora guardo un grato recuerdo de la experiencia. En mi mente ha ganado varios enteros con el tiempo. Qué cosas, oye.

    Tengo muchas ganas de ir a ver "El incidente". Y no quiero saber nada de ella. Ayer cuando salió en Tv uno de estos programas de "Se estrena", cambié de canal. Así que, por favor, nada de críticas, reseñas o spoilers.

    Confío en ir este fin de semana al cine y que al menos me guste tanto como "El bosque" que me encantó (y debo ser el único). Pero transmitía más en uno solo de sus planos que Indiana en toda su última película.

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  2. "La joven del agua" era un juego, podías participar o quedarte fuera como le pasó a mucha gente. Yo participé y me divertí.

    "El bosque" trata de la esencia de lo que es el miedo, el terror más clásico. Es muy romántica, en el mejor sentido, creo. Para mí sólo tiene un fallo: que se pasan toda la película hablando de "aquellos de los que no podemos hablar".

    Y no pienso ir a ver "Indiana Jones en busca de su Dentadura Postiza". Por cierto, menudo rebote se pilló Frank Darabont porque George Lucas tiró a la basura su guión original. Por lo que dice todo el mundo, no fue una gran decisión.

    Aunque... (cuidado, amago de SPOILER).. Teniendo en cuenta el guión de "La niebla", sobre cuyo final he polemizado en el blog de Marc R. Soto, tal vez la basura sea el mejor lugar para cualquier cosa que escriba Frank Darabont.

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  3. (Canturreando)

    Rabia, rabiña, yo ya he visto "El incideeeente..."

    Y no pienso decir nada, excepto que el hecho de que al final todos los protagonistas resulten fruto de una simulación informática realizada en un laboratorio, me parece una pasada. Oooops, ¿debería haber avisado del spoiler?

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