En realidad no quiero hablar de Joe Hill. Al menos no hasta la última línea.
Porque este post inaugural es un homenaje a mí mismo, como no podía ser de otra manera. Una reivindicación de mis orígenes y mis patologías.
Todos los que nacimos a comienzos de los setenta y nos dedicamos a escribir literatura fantástica o de terror debemos mucho a Stephen King. Lo tenemos en un pedestal y se lo perdonamos todo. La mitad de los giros estilísticos que empleamos en nuestros relatos están directamente inspirados en el estilo de King. Y la otra mitad suele ser la aburrida.
Todo nuestro imaginario fantástico-terrorífico se formó en los años ochenta con las novelas de King y con las películas de tipejos tan atrabiliarios como John Carpenter, John Landis, Tobe Hooper, Wes Craven o George A. Romero.
Es lo que hay.
¿Y sabéis qué? No estaban tan mal, aquellas películas. Algunas eran realmente buenas. Divertidas. Con monstruos que eran viscosos de verdad, torpones y estúpidos, manejados por manos y cables, y no las criaturas perfectas de ahora, ágiles y virtuosamente renderizadas, pero sin alma. Había algo así como una ingenuidad resplandeciente en esas películas. Los colores chillones. La música de sintetizador. La sinceridad del engaño.
Este de abajo es el comienzo de la película que más miedo me ha hecho pasar en toda mi vida. Yo tenía diez años, los mismos que el niño al que vemos recibiendo un soplamocos de su padre por leer revistas de terror. Mis padres se limitaban a menear la cabeza levemente preocupados cuando me veían llegar a casa con Mad Movies o L'ecran fantastique, pero de todas formas, la identificación con aquel chaval de la película fue instantánea, inevitable.
Me siguen pareciendo los títulos de crédito más fardones de la historia del cine. La música todavía me pone los pelos de punta.
Ah, y el niño que sale es Joe Hill. Por eso el título.
La música es de John Harrison. La tengo por ahí, creo. Dímelo si la quieres y te la haré llegar.
ResponderEliminarRecuerdo que hubo una época en que empleaba bandas sonoras como esa para escribir. Luego me pasé a esto otro, que sí que mola.
Hola, Ismael.
ResponderEliminarSuerte con tu nuevo blog (a ver si no te quitan los youtubes...)
Me pasaré con frecuencia, seguro que tienes muchas cosas interesantes que contar.
Por cierto. Apúntame para abofetear a Joe Hill. No me ha hecho nada, pero me lo pide el cuerpo. Dios, ahora republica el libro con un CD de canciones "inspiradoras".