Este es el título que estuve a punto de ponerle a mi relato para el libro del Hombre Lobo, que finalmente aparece como Guerrilla. La frase proviene de este grabado de Los Desastres de la Guerra de Francisco de Goya, y es lo que está escribiendo el lobo ante los atónitos ojos de los hombres a su alrededor: "Mísera humanidad, la culpa es tuya". Sigo pensando que era un gran título, pero sonaba demasiado pretencioso para un relato tan corto. Guerrilla se adapta mejor a la sencillez y al significado de la historia, y también anticipa la ambientación en la guerra de la Independencia, puesto que fue entonces cuando se inventó la palabra, ese diminutivo tan humilde y al mismo tiempo tan lleno de sangrientas connotaciones.
Ambientar una historia fantástica o de terror en un escenario bélico se ha hecho muchas veces (empezando por Goya), la originalidad en ese sentido vale poco, pero el efecto de mezclar estas dos emociones de supervivencia sigue cautivándome sin remedio. Unos dirán que no es necesario añadir nada más al horror de una guerra, que ya resulta suficientemente estremecedor el puro relato realista, y estoy de acuerdo. No es necesario, pero gracias a Dios la literatura universal se ha levantado sobre otros pilares que no son la necesidad o la pura lógica, sino todo lo contrario, sobre la búsqueda de la belleza y del sentido en lo extraño, en lo feo, en lo incorrecto, en lo que parece carecer de toda coherencia.
La idea para Guerrilla no se me ocurrió a rebufo de la conmemoración de 1808, aunque no os lo creáis, sino tras una visita al pueblo Sos del Rey Católico, en la provincia de Zaragoza. Allí existe un callejón llamado "del Mudo", en memoria de un muchacho del pueblo que fue arrestado y torturado por los franceses hasta la muerte, durante la guerra, sin que consiguieran sonsacarle ni una sola palabra. (Si queréis saber cómo encaja esta historia con el mito del hombre lobo, tendréis que compraros el libro.)
Por cierto, después de escribir mi relato leí El síndrome de Ambras, de Pilar Pedraza, que también cuenta una extraña historia de licantropía ambientada poco después de la guerra de Independencia, y me di cuenta de dos cosas: de lo que cuesta explorar un terreno narrativo que no haya sido explorado ya, y de lo mucho que tenemos que aprender los recién llegados de quienes llevan un tiempo dándose vueltas por aquí, y se las saben todas.
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