domingo, 19 de octubre de 2008

Niños magos, novios vampiros... ¿y luego?



El guapo y gigantesco rostro de Stephenie Meyer me ha hecho detenerme esta mañana ante el escaparate de una librería Crisol, cerca de mi casa. Había oído hablar de ella y de su exitosa saga de vampiros para adolescentes, así que no me ha pillado del todo por sorpresa, pero aún así... El cartel ocupaba todo el escaparate: ¡que todo el mundo se entere, ya está a la venta Amanecer, el esperado desenlace de la apasionante historia de amor entre la joven Bella y el vampiro Edward, que comenzó con Crepúsculo (Alfaguara)!

Jesús Rocamora explica tan bien el fenómeno en su artículo de Público que mejor copio y pego:

Lo de Meyer y Crepúsculo no es un caso aislado. Ahora no hacen sino sembrar y recoger lo que marca la temporada, al igual que el resto de la industria de libro. Si hace unos años se pusieron de moda las novelas de niños magos y la fantasía épica a partir del éxito de Harry Potter y Señor de los Anillos, ahora es el turno de las historias de amor y adolescencia con vampiro. Por que en el fondo hablamos de una combinación peligrosa: romances adolescentes en el instituto y el siempre atractivo mito del vampiro, hermoso y terrorífico a la vez; algo así como mezclar a Drácula con las novelas de Jane Austen en la era de los teléfonos móviles.

Por su parte Marta Vilagut, Directora Editorial de Destino (que tiene en su catálogo la tetralogía de las Crónicas Vampíricas), psicoanaliza el éxito de estas historias de un plumazo: 

Conjugan muy bien con toda la idiosincrasia del joven de hoy que, como el de siempre, se enamora y busca identificarse y diferenciarse. El vampiro es el raro, tiene que contener su deseo, tiene un aura aparte, y si además es físicamente maravilloso, pálido, moreno y viste a la italiana, tenemos una imagen que se ajusta a la erótica adolescente. Estamos ante el mito de Romeo y Julieta actualizado al siglo XXI, y que ahora no resulta cursi.

Jesús Rocamora ha titulado su artículo Los chupasangres que mataron a Harry Potter, que suena un poco dramático, pero que viene a confirmar una idea que me ronda por la cabeza desde hace tiempo, y que puede ser tomada como una advertencia o como una oportunidad, según se mire: existe un público nuevo de millones de lectores que se han criado leyendo fantasía, primero de magos y luego de vampiros, y están a punto de desembocar en la edad adulta, es decir, en la sección de literatura general de las librerías, donde les espera un yermo absolutamente desierto de oferta fantástica para adultos. ¿Qué va a ser de esos lectores? ¿O es que cuando cumplan dieciocho años van a sufrir una transformación integral, sus gustos van a darse la vuelta como un calcetín, van a convertirse en ávidos lectores de realismo y novela histórica de la noche a la mañana?

Yo creo que no. Y ahora es cuando debería reivindicar un hueco digno para la literatura fantástica de adultos, la salida del ghetto del género, y bla, bla, bla, pero hoy no tengo ganas.

Sólo digo que hay un tren que se acerca a toda velocidad, un AVE proveniente de Hogwarts repleto de millones de lectores, y que algunos despistados todavía están sentados en mitad de la vía mirando a las nubes.


5 comentarios:

  1. Je, aquí la Meyer ha pasado por el taller de chapa y pintura :-)

    ResponderEliminar
  2. Sí, he elegido la foto más favorecedora (y falsa) de todas. Para alegrarnos un poco el ojillo, hombre, que en los blogs de escritores fantásticos no abundan las caras guapas...

    ResponderEliminar
  3. Es una interesante reflexión. Personalmente, los libros de Meyer me parecen flojillos, pero es indudable que se ha convertido en un fenómeno y que los adolescentes la adoran. Es un momento excelente para hacer buena literatura del género (no "de género", como dirían tantos críticos despectivamente). Siempre nos quedará Neil Gaiman...

    ResponderEliminar
  4. Confieso que aún no he leído a Neil Gaiman. ¿Cuál debería ser la mejor novela para comenzar? ¿American Gods?

    ResponderEliminar
  5. Creo que tienes mucha razón con tu reflexión sobre la falta de material de fantasía para adultos (Dios, esto suena a sección de Sex shop), a ver si las editoriales se dan cuentan y buscan autores para avanzar parejos a la edad de los lectores.
    Mi hija leyó Harry Potter y ahora está con los vampiros de la Meyer, solo espero que en el siguiente peldaño pueda encontrarse con libros como los tuyos o los míos (sin necesidad de rebuscar demasiado en las librerías).

    Por cierto, si quieres catar a Gaiman te recomiendo "Humo y espejos", su colección de relatos. A mí su forma de escribir (el estilo literario, quiero decir) me recuerda mucho a Clive Barker, llego a confundirles, pero Gaiman se desprende de la carga de sangre y nueva carne de Barker. Es decir, sería un Barker light.

    ResponderEliminar