sábado, 31 de enero de 2009

Síntomas


La gripe se ha instalado en mi hogar. Nadie la ve, nadie la huele, nadie la escucha. Es como un espectro discreto, imposible percibirlo con nuestros toscos sentidos. Pero está aquí, lo sé. Y lo sé porque se manifiesta a través de... síntomas

¿Existe una palabra más temible, con peores resonancias que ésta? Síntomas... La anticipación de que algo malo va a sucedernos. Algo indeterminado en cuanto a virulencia y duración, pero inequívocamente nocivo.

Mientras preparo otro chute de Dalsy para mi hijo pequeño y empiezo a notar los primeros picores en la garganta me da por sospechar que esta palabra encierra una profunda y poderosa clave, capaz tal vez de desentrañar el misterio de la existencia y del universo. Rápidamente consulto la wikipedia: "síntoma es un aviso útil de que la salud puede estar amenazada sea por algo psíquico, físico, social o una combinación de varios". Pero, ¿es que hay algún momento de nuestra vida en que nuestra salud no corra algún peligro de estos, o "una combinación de varios"? Vivir es un síntoma, entonces.

Y la literatura es un síntoma. El cine es un síntoma. El arte es un síntoma. Todos nos avisan de que nuestra salud psíquica, física o social se encuentra amenazada. Lo que hace la narrativa es externalizar esos síntomas, contratar temporalmente (y en precario) a unos personajes para que carguen con ellos. Pero acabarán volviendo sobre nosotros, eso lo sabemos. Lo que Aristóteles llamó "catarsis" de la poética se podría llamar también "alivio sintomático". La ficción y la belleza no nos curan pero nos hacen más soportable el destino trágico, le liman los picos de dolor. A veces, cuando la droga es realmente buena, incluso nos parece que el mundo es un lugar maravilloso, que estar aquí es una bendición desde el primer día hasta el último.

Los escritores, creadores de ficción y artistas en general —y esta es la gran clave extraída de mi día de gripe— prescribimos medicinas para el alivio sintomático de la vida. Somos la Lizipaina de las crisis existenciales.

Y puesto que este es mi blog, lo utilizo con todo mi descaro para automedicarme. Como buen neurótico, conozco mis síntomas y sé cómo aplacarlos. Por ejemplo, con píldoras como ésta. Cortesía de Laboratorios Beck & Kaufman:




2 comentarios:

  1. Oh, Dios, la canción de Youtube era de los Korgis, y me encantaba, pero en esta versión suena menos ortopédica que la original. Moola.
    Y ¿de qué película se trata? Tiene una pinta rara...

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  2. Aquí la titularon "¡Olvídate de mí!". A mí me encantó, así que tú la encontrarás aborrecible.

    A pesar de que ganó el oscar al mejor guión original, ya resulta muy difícil de encontrar en los videoclubs.
    Supongo que es demasiado rayante para el público en general.

    El guionista es el autor de "Adaptación" y "Cómo ser John Malkovich", para que te hagas una idea.

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