miércoles, 7 de enero de 2009

Storytelling, amén


Espeluznante:



¿Alguien me pueda dar una estaca y un martillo, por favor? Y deprisa…

En fin, me hace gracia esta nueva élite de asesores y MBAs descorbatados que creen haber inventado la rueda del marketing por aplicar una técnica que ya utilizaba un analfabeto (con perdón) de Galilea hace dosmil años para hacer acólitos, antes de convertirse él mismo en objeto de storytelling. Estamos hablando de parábolas, o lo que es lo mismo, de la utilización del lenguaje narrativo y simbólico para el adoctrinamiento de cualquier tipo.

Esta irrespetuosa comparación viene a cuento porque la “economía de la atención” (me da escalofríos sólo con oír el nombre) de la que habla este cantamañanas es la Religión de nuestro tiempo. Y al parecer estos nuevos sacerdotes creen haber descubierto que para introducir órdenes y programación en las cabezas huecas del público —incapaz por lo visto de toda concentración y reflexión— nada mejor que aderezarlas con cuentos e historias llenas de conflicto, drama y heroismo cotidiano.

Si la nueva religión es la economía, la nueva santidad es el Liderazgo. Todo vale para llegar a ser el mejor líder. ¿Y qué nos dice el líder? Que tengamos fe. Que confiemos en nuestros bancos, la nueva Iglesia. Que confiemos en el mercado de futuros, el nuevo Reino de los Cielos. Que cerremos los ojos y no dejemos de practicar el rito diario en los templos de consumo, porque de lo contrario nos condenaremos. Pero ya no sirve bajar de la montaña con una lista de mandamientos grabados en piedra, parece que eso coartaría nuestra libertad como consumidores y no mola, así que aquí llegan los misioneros del buen liderazgo dispuestos a contarnos historias de autosuperación y de reivindicación de nuestro derecho a prosperar, a escalar, a triunfar, a ser líderes de nuestras propias vidas… o al menos portarnos como buenos súbditos y poner nuestro dinero en circulación.

¿Qué hizo Bin Laden al destruir el World Trade Center? Storytelling. Mucho mejor que un millón de sermones y arengas desde lo alto de un minarete: David contra Goliat, un cuento que capta la atención hasta del más despistado, se resume en dos minutos y pasa de generación en generación. Como Hiroshima. Como el Apolo 11. Como matar a Kennedy: historias con minúscula que cambiaron la Historia con mayúscula.

Pero qué disparate, ¿cómo se me ocurre comparar al tipo de arriba con Bin Laden o Truman? A fin de cuentas, lo único que él quiere es vendernos un estilo de vida. 

Un momento… ¿no es eso lo que querían todos?

Vale, estoy desvariando. Pero es que el tema me cabrea.

Como dije una vez por aquí, toda narración encierra una parábola con la que el autor nos transmite consciente o inconscientemente su visión del mundo, pero en la literatura no existe más intención que esa, expresarse, mientras que el storytelling consiste en utilizar el drama y la emotividad para bajar las defensas del cliente/subordinado/votante y manejarlo como un pelele. No lo digo yo, figura en los propios manuales de storytelling: “Las anécdotas permiten «codificar» información. Ofrecen un contenido superficial junto a un significado más profundo. Así, ocultos bajo la superficie narrativa están los supuestos, los modelos, las expectativas y las creencias que guían las decisiones y comportamientos”.

Perverso, ¿verdad?

Pero de todas formas no hay que alarmarse: resulta que la gente no es tan idiota como ellos creen. Hace tiempo que los tenemos calados. Incluso John Carpenter hizo una película sobre ellos en 1988. ¿No me creéis? 

Pues ponéos las gafas y conoced la verdad, si estáis preparados:



(¿Habéis reconocido al tipo de arriba en este vídeo? Sí, creo que sale al final)

3 comentarios:

  1. ¡Diosss! ¡Esto es "Están vivos"!
    Yo la vi en el cine (es que antes iba mucho al cine; es la única disculpa que se me ocurre). Serie Z total.

    Pero mejor que la porquería de "Alien Nación", ésa sí que daba pena.

    :-)

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  2. Nada de serie Z. Obra maestra absoluta.

    Un ejemplo, la legendaria línea de diálogo:

    "I have come here to chew bubblegum and kick ass... and I'm all out of bublegum".

    Ka-pow! Ka-pow! Ka-pow!

    http://www.youtube.com/watch?v=Wp_K8prLfso

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  3. A ver, posible fe de erratas: ¿era Jesús un analfabeto?
    Yo lo daba por supuesto, pero veo que es un tema polémico, así que me documento un poquillo y aquí os casco un texto muy ilustrativo de un tal Ariel Álvarez Valdés:

    "¿Aprendió Jesús a leer y escribir durante su infancia, en un pueblito tan insignificante como
    Nazaret, o permaneció analfabeto? Muchos piensan que semejante pregunta es absurda, ya que en
    los evangelios tres episodios muestran claramente que él sabía leer y escribir.
    El primero es aquél en el que los escribas y fariseos le presentaron una mujer sorprendida en
    adulterio para ver si debían apedrearla o no, y Jesús, en vez de contestarles, “se agachó y se puso a
    escribir en la tierra con el dedo” (Jn 8,6). El segundo es cuando se presentó en la sinagoga de
    Nazaret, y lo invitaron a leer el libro del profeta Isaías (Lc 4,17). El tercero es aquél en el que los
    judíos, al escucharlo predicar en Jerusalén, se preguntaron maravillados: “¿Cómo es que éste sabe
    escritura sin haber estudiado?” (Jn 7,15).
    Pero lamentablemente ninguno de estos tres textos sirven para probar la capacidad de lectura y
    escritura de Jesús.
    El primero, porque al mostrar a Jesús “escribiendo” con el dedo en el suelo, pero sin mencionar para
    nada qué es lo que escribía, ha llevado a pensar que sólo trazó unas líneas sobre la arena, con la
    intención quizás de hacer ver su molestia a los acusadores de la mujer, pero sin tratarse de ninguna
    escritura real.
    El segundo, porque el texto del profeta Isaías que Jesús lee en la sinagoga de Nazaret, así como está,
    no existe. Es un pasaje construido por el evangelista Lucas con versículos salteados de ese libro (es
    decir, de Is 61,1; 58,6; y 61,2). ¿Cómo se las hubiera arreglado Jesús para leer en el libro de Isaías
    un pasaje semejante?
    El tercero, que presenta a Jesús sabiendo “escritura” sin haber estudiado, en realidad no dice que
    Jesús supiera “escribir”, sino que sabía usar las Sagradas Escrituras (es decir, el Antiguo
    Testamento) en una discusión teológica, cosa que podía haber aprendido oralmente, sin saber por
    eso leer."

    Sin embargo, se sabe que los pueblos importantes tenían sinagogas donde se enseñaba a leer y a escribir hasta los 12 años. Es posible que fuera el caso de Nazareth y de Jesús, pero... no hay pruebas.

    Lo cierto es que Jesús no dejó ninguna de sus enseñanzas por escrito. Bastante significativo, ¿no?

    Para que luego digan que mis entradas no son rigurosas.

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