Una cena navideña. Viejos amigos. Los viejos amigos son como la familia, vienen de fábrica, no los puedes elegir, a veces no tienes ningún interés en común con ellos, pero ahí está la gracia. El tema de conversación entre viejos amigos es siempre otros amigos: ¿sabes que Carlos... ? El otro día me encontré con Luisma... A Rosa la despidieron y... Es muy divertido cenar con viejos amigos.
Si se trata de cenar con las antiguas amigas de tu mujer y sus maridos la cosa cambia. También es divertido, pero sobre todo es instructivo. Para empezar, se forman dos grupos. Hombres a un extremos de la mesa, mujeres al otro. Los consortes no hablamos de gente, porque no conocemos a la misma gente. Hablamos de cosas. Actualidad general. Coches. Economía. El fútbol trato de evitarlo porque no tengo ni puñetera idea y me aburre mortalmente. Pero me encanta cuando empleados de banco, auditores y empresarios de la alfalfa me ilustran sobre las distintas formas de sufrir y afrontar la crisis, o sobre si es más inteligente comprar un BMW de segunda mano o un Skoda de primera. Son temas viriles a más no poder. De copazo y puro, según el cliché. Yo no fumo y voy de flojo pidiendo pacharán, pero hago lo que puedo, trato de poner sobre la mesa mis conocimientos sobre la crisis. Soy un treintañero adecuadamente informado, después de todo. Aunque meto la pata cuando anuncio que estoy pensando en cambiar de coche (un farol, me queda al menos otro año largo) y alguien me pregunta: ¿cuántos kilómetros le has metido? Confieso avergonzado que sólo le he metido 59.000 y entonces se disparan las exclamaciones. ¡59.000! ¡Eso no es nada! ¡Estás loco, pero si está nuevo, yo voy por los 250.000 y tengo coche para años! Me doy cuenta que tener el cuentakilómetros del coche con pocos dígitos es el equivalente mecánico a tenerla pequeña y decido cambiar de tema.
En algún momento alguien cae en la cuenta de que yo soy guionista. Bueno, me estoy quitando, digo. ¿Y qué haces ahora? Escribo. ¿Qué escribes? Novelas. Acabo de publicar la segunda. Qué interesante, ¿y qué tal va? (durante un segundo creo que ha dicho "de qué va", pero entonces caigo en que no) Bien, bueno, es muy difícil vender libros. ¿Se puede comprar en El Corte Inglés?
Es la pregunta clave de la noche. Aquí me juego la razón de mi existencia. ¿Se puede comprar en El Corte Inglés?
Y yo tomo aire y respondo: Sí, bueno, creo que sí... Pero percibo gestos de incomodidad y entonces proclamo: SÍ, ESTOY EN EL CORTE INGLÉS.
A partir de ahí todo va sobre ruedas, me siento normal. Puedo cuantificar mi éxito. Incluso estoy tentado de pedirme un copazo. Pero veo las evoluciones de las chicas al otro extremo de la mesa y comprendo que nunca estaremos a la altura, así que me conformo con una birra.
Los hombres no bailamos ni cantamos, pero al menos hablamos de viajes, que es un tema más ambisex, diría yo. Y todo el mundo ha estado en Menorca.
Una entrada excelente. Me ha encantado. Esto es costumbrismo realista y lo demás son zarandajas.
ResponderEliminarLas conversaciones que yo sufrí versaron sobre: a) mi cambio de coche (yo ya he caido. Todos estuvieron de acuerdo en que me había equivocado de modelo y de fechas de compra), b)los aguinaldos que han bajado (puedo dar fe de ello), c)lo fuerte que hablaba la gente del garito en el que estabamos (teníamos que hablar a gritos); d) jurgol (me limité a callar durante mucho mucho rato) y e) lo exiguas que eran las raciones de la cena (lo afirmé con vehemencia mientras rebañaba el plato).
Un rollo, vamos, yo siempre prefiero las conversaciones de las mujeres, son más divertidas. Me dediqué gran parte de la reunión a tirar migas de pan a una cría que había al otro lado de la mesa. La jodía tenía más punteria que yo.
Y sí, estás en el Corte Inglés de Zaragoza (algo que no todos podemos decir)y en la Casa del libro y en FNAC...
Conste que me lo pasé muy bien. No todo va a ser hablar de literatura y cine en la vida.
ResponderEliminarAunque no hice guerra de migas con nadie, en eso me ganas (¿una niña cenando por ahí a las tantas? ¡padres irresponsables!)
Por cierto, tengo pendiente un chequeo a los cortes ingleses de por aquí para mirarte el Dia de perros. Ya te contaré...